"Cuando uno viaja, siente de una manera muy práctica el acto de renacer. Se está frente a situaciones nuevas, el dia pasa más lentamente y la mayoría de las veces no se comprende ni el idioma que hablan las personas. Exactamente como una criatura que acaba de salir del vientre materno. Con esto, se concede muchas más importancia a las cosas que nos rodean, porque de ellas depende nuestra propia supervivencia. Uno pasa a ser más accesible a las personas, porque ellas podrán ayudarnos en situaciones difíciles. Y recibe con gran alegría cualquier pequeño favor de los dioses, como si eso fuese un episodio para ser recordado el resto de la vida.
Al mismo tiempo, como todas estas cosas son para nosotros una novedad, uno ve en ellas solamente lo bello y se siente más feliz por estar vivo..." (Paulo Coelho)

jueves, 4 de febrero de 2016

"Morir cien veces más, Y que el mundo aprenda..."

El viernes murió mi abuelo. En cuanto leí que mi padre me había escrito lo supe enseguida. Después lo vi, me llevé las manos a la boca y lo releí de nuevo. Me sorprendió, pero de alguna manera ya lo sabía. Bajó Sofi de la habitación, se lo conté, después lloré. Lloré pensando en los vivos. Y cuando volví a recordar a mi abuelo, lo veía sentado frente al televisor, con la boca abierta y moviendo la pierna, consecuencia de algún tic nervioso que le quedó cuando tuvo el infarto. Después pensaba que no estaba triste, mas bien sorprendido de lo repentino del suceso. De que varios días antes hablaba con mis padres por "Skype" de lo malito que estaba. De que de repente, ya no estaba más. De que para mí, hacía tiempo que no estaba. Y es diferente cuando no vives cerca, porque uno está solo, y cuando alguien desaparece, te sorprende la idea de su ausencia. Sin embargo, hacía tiempo que no estaba para mí. Hacía más de un año, que nuestros lazos familiares eran imaginarios, sostenidos a través del tiempo, del recuerdo. Pero ahora al otro lado del océano y del mundo, me entero de que desapareció para siempre. Y me siento mal porque ya no estoy triste, y porque la muerte se da de maneras diferentes; a través de la distancia, por ejemplo.

No escribo para relatar la muerte de mi abuelo. Lo cuento, porque parece que estas cosas son siempre pequeños temblores internos que abren otras puertas. Y así se da uno cuenta de que la vida pasa, por estas cosas se tiene consciencia del tiempo.Y yo, en una de las ciudades más grandes del mundo aprendo a quedarme en un mismo sitio. Y me doy cuenta de mucho, y de lo difícil que es construir en terreno virgen. 10 años viajando me hicieron aprender muchas cosas, mientras los demás aprendían a estar en un mismo lugar. Y yo no entiendo, y me cuestan los horarios, llegar a tiempo. Me cuesta escuchar y construir relaciones con las personas, que son todas distintas. No estoy acostumbrado a permanecer. Durante años llegaba; todo era nuevo, conocía a muchos, y cuando ya no me interesaba, me iba. Me enamoraba, y después de un tiempo dejaba de ser eterno, y me iba. Y cuando me sentía solo, volvía... ¿A dónde voy ahora? No me quiero ir... Me quiero quedar, pero a veces no sé, y en una ciudad tan grande, es fácil perderse. En algunas ocasiones, uno tiene que cerrar los ojos, pararse y mirar, permanecer ahí, quieto, y escuchar... Muchas veces me siento solo, y busco que me quieran por una noche o dos. Después se me pasa. Y ahora, tengo al teatro, estoy sensible y no tengo ni idea de que hacer con todo esto. Pero me sorprende darme cuanta de que la información se va ordenando en algún lugar. Y que para esto también son necesarias las relaciones humanas, y me enfado cuando no sucede como yo quiero. Después me doy cuenta, y sé que es parte del proceso. Estar aquí, no es estar allí, o en todas partes. Estar aquí implica que uno necesita de los demás, aunque a veces, nos consideremos libres. Nos necesitamos, sino somos seres viajando por ahí. En calle Corrientes o en la India, uno no puede caminar sin llegar a alguna parte. Es importante un destino, y profundizarlo, comprender que todo lo que hacemos en la vida, debe ser un acto de amor. Ahora, poco a poco empiezo a aprender a quedarme. Y me doy cuenta que después de todos estos años de irme, va a ser difícil, pero nadie dijo que esto fuera fácil. Tanto tiempo haciendo lo que quería hacer, que cualquier tipo de exigencia, es un gran esfuerzo que transito a paso lento. Ya no puedo seguir escapando.

Hace tiempo estaba enfermo de la garganta, hasta que lloré mucho. Lo lloré todo y delante de todos. Les conté que no sabía; que necesitaba de los demás, que no era tan fuerte como intentaba aparentar. Después se me curó la garganta, y empezó el año 2016 en la terraza; borracho como una cuba, viendo los fuegos artificiales sobre los tejados de San Telmo. Soy intenso, y a veces extremadamente sincero, la mezcla es insoportable. Y les cuesta tocar algo sólido entre tanto fuego. Pero lo intento con todas mis ganas. Y la mayoría me quiere, pero no como yo quiero.

Un año nuevo comienza. Mi abuelo murió, y yo parezco volver a renacer ¿Para eso es la vida, no? Morir cien veces, y que el mundo aprenda. Morir políticamente, físicamente, artísticamente, intelectualmente, sicológicamente, mente... Morir cien veces más, Y que el mundo aprenda. Somos así, idiotas, como los idiotas vestidos de traje y corbata. Idiotas burgueses contemporáneos, hablando de socialismo hasta que sale el sol. Borrachos, fumando marihuana a 1500 pesos el frasco. Después de hablar de igualdad, nos vamos "en pedo" a nuestras casas en "el centro", y dormimos más tranquilos porque somos cultos, idealistas, artistas y jóvenes ¡Que se yo! Es así el juego, nos lo inventamos nosotros.

Y es triste y apasionante la vida. Ahora suena una música melancólica en el ordenador. Es de noche y escribo en mi libreta porque necesito ser sincero conmigo mismo. Necesito aprender a ser humilde. Para que por lo menos; a pesar de estar perdidos, de lo injusto, lo relativo y la incertidumbre, tenemos los vivos la necesidad de que hagamos lo que hagamos, sea franco. Y así, en la vida como en el teatro, construir relaciones verdaderas. Es probable que mienta mucho, que me confunda. Seguramente ni yo lo sepa. Quiero que sea así, a través del fracaso, al arma de futuro: "la verdad". Construir un puente entre lo que sentimos y lo que hacemos "de verdad", pero desde el amor. Porque esto el sentimiento más verdadero que existe, y el único capaz de cambiar el mundo.

Ahora me voy a la calle, a buscar una terraza. En alguna esquina del centro histórico. Rodearme de gente desconocida, y que me quieran. Que me quieran por una noche o dos, para que después se me pase...



3 comentarios:

  1. yo te quiero...imperfecto y brutalmente honesto...vacío y quebrado pero sincero...sólo el amor convierte en guijarro el barro...para volver hay que irse muy lejos de uno mismo para poder asombrarse de lo que nunca se descubrió.

    ResponderEliminar
  2. Q grande endika querido, dsp de años me acordé de está página, y por algo era, q fácil me resulta entenderte, te felicito, admiro y xq no... Te quiero jajaj. Abz maestro

    ResponderEliminar
  3. Pd: hoy cumpliria años mi abuelo q murió mientras yo viajaba, q puta coincidencia eh, yo no soy muy místico pero estás.cosas me rayan tío!! Jaja

    ResponderEliminar