"Cuando uno viaja, siente de una manera muy práctica el acto de renacer. Se está frente a situaciones nuevas, el dia pasa más lentamente y la mayoría de las veces no se comprende ni el idioma que hablan las personas. Exactamente como una criatura que acaba de salir del vientre materno. Con esto, se concede muchas más importancia a las cosas que nos rodean, porque de ellas depende nuestra propia supervivencia. Uno pasa a ser más accesible a las personas, porque ellas podrán ayudarnos en situaciones difíciles. Y recibe con gran alegría cualquier pequeño favor de los dioses, como si eso fuese un episodio para ser recordado el resto de la vida.
Al mismo tiempo, como todas estas cosas son para nosotros una novedad, uno ve en ellas solamente lo bello y se siente más feliz por estar vivo..." (Paulo Coelho)

lunes, 1 de agosto de 2011

"El viaje interior"

Hace exactamente 6 meses y 8 días que llegué a Australia, si alguien puede concebir el tiempo y guardarlo en frascos dividido en años, meses, días y horas… lo admiro. Porque para mí es solo un conejo blanco que corre con prisa y que nunca atrapo. A menudo hablo del tiempo y es que es algo que toda mi vida, especialmente los últimos años, me ha intrigado, y es quizás porque desde que era niño me enseñaron a calcularlo y dividirlo en los calendarios y relojes, todos esos números y nombres que el sol, la luna y la tierra cambian como tres amigos que juegan siempre al mismo juego, de la misma manera. Un juego matemático que carece de todo sentido en el momento que dejas de mirarlo. Cuando dejas de observarlo y decides no hacerle caso pierdes la “consciencia del tiempo”, dejas de formar parte del juego y cuando como yo, a veces, lo recuerdo, me parece increíble que una hora de 60 segundos o un año de 365 días parecen tan largos o tan cortos al mismo tiempo, casi intercambiándose entre sí, como si una hora durara 365 días o un año 60 segundos dependiendo del estado de “inconsciencia”, y digo: “inconsciencia”, porque no creo que ninguna persona que es consciente del presente, feliz con la vida, con lo que uno realmente tiene y al final, con lo que uno disfruta se da cuenta del tiempo ,y al final acabas llegando a la conclusión de que el tiempo no existe… es otra palabra que el ser humano a introducido en las mentes de generaciones como algo que se debe atrapar, aprovechar, organizar, planear o disfrutar; y en cambio no nos damos cuenta de que hasta no dejamos de querer atrapar, aprovechar, organizar o planear no podemos disfrutar y es por eso que disfrutamos tanto de las vacaciones, los recreos, los descansos… es porque dejamos de contar, nos relajamos, y disfrutamos, nos volvemos “inconscientes”, no hay ayer ni mañana, somos felices… pero el dinero, el trabajo, los estudios, la familia, “los compromisos”, nos devuelven al reloj y los calendarios, y esas vacaciones, ese recreo o el descanso nos parecen un suspiro, un corto suspiro por el que debemos comprometernos, y paradójicamente volvemos a involucrarnos en los compromisos porque creemos que son los que nos dan todos esos momentos de felicidad, y creemos que forman parte de la vida, nos creemos parte del reloj que llevamos en la muñeca simplemente por que inconscientemente no nos damos cuenta de que todo aquello a lo que llamamos: “realidad” es lo que no nos deja disfrutar, relajarnos, ser felices…
Recuerdo algo de un cuento de Jorge Bucay sobre un hombre que llevaba desde que se levantaba por la mañana hasta que llegaba a casa por la noche unos zapatos 2 números más pequeños porque el mejor momento y más feliz de cada día era cuando llegaba a casa y se los quitaba…

Todo esto, viene a una de esas conversaciones con mi madre que he tenido tantas y tantas veces, más que conversaciones es algo que siempre me dice, en realidad no sólo mi madre, y si no me lo dicen estoy seguro que lo piensan muchas de las personas más cercanas a mí. Quizás porque hacía mucho tiempo que no lo escuchaba me tocó especialmente, apareció como siempre en una de esas conversaciones sobre el tiempo: ¿Qué haces? ¿Y después? ¿Vas a estar toda la vida de aquí para allá? Y fue algo así como: …“Porque no buscas algo y haces algo”… y no conozco frase más inadecuada para alguien que realmente está haciendo algo, pero lo que en realidad quieren decirme es: “Porque no haces lo que nosotros hacemos, porque no buscas algo que te de dinero y así formar tu pequeño imperio material que igual no te hace tan feliz como viajar alrededor del mundo, pero por lo menos te dará seguridad en un futuro del que nadie sabemos y te dará tranquilidad saber que tienes cosas que no necesitas, pero son tuyas, y no son como las vacaciones, los recreos o los descansos, permanecen siempre contigo, puedes tocarlas y protegerlas, y después tener más cosas. Y la felicidad ahora, bueno, cuando más tengas de todo eso serás tan feliz como ahora sin ninguna de esas cosas, y sino… bueno, ¿es lo que todo el mundo hace no? O por lo menos así nosotros nos quedamos mas tranquilos y tu que eres nuestro tendrá muchas cosas y nos sentiremos más orgullosos y seguros de que tú estés más seguro entre todas esas cosas y en fin, la felicidad… hasta al pájaro que echas alpiste todos los días en la jaula canta todas las mañanas ¿No?...” Y me quieren, y es porque me quieren tanto que intentan ubicarme en la “realidad”, y yo que les quiero, les escucho y les digo que no se preocupen, que estoy bien, que soy feliz así, pero me siento mal por no poderles hacer entender porque no deben preocuparse, porque estoy bien y como “sin buscar o hacer algo”, soy feliz… y me critican como si pensaran que me creo poseedor del secreto de la felicidad o algo parecido porque hablo tan abiertamente de ello, tan continuamente, y lo que siempre quiero decir, es que yo, he descubierto el mío o sino ando buscándolo.

Pero no puedo evitar que todas esas palabras me influyan y después de la conversación con mi madre, recuerdo, que estaba en la ducha y al salir el calor había empañado el espejo y con un trozo de papel intenté limpiarlo y lo que apareció al otro lado fui yo, y sin embargo me costó reconocerme, me costó ver que aquel era el mismo yo que hacía caras delante del espejo con 6 años, el mismo yo que se miraba los músculos después de venir del gimnasio o el mismo yo que pasaba horas planchándose el flequillo con las planchas de su hermana…me costó creer que todos aquellos “yo” formaban parte de la misma persona que estaba mirando en ese momento frente al espejo, me había visto muchas veces, pero me dio la sensación de que hacía años que no me miraba y me dí cuanta de aquel cabezón con ahora rastas, barba de hacía semanas y aquel pelo despeinado eran el resultado de todos aquellos “yo” tan diferentes cada uno, como si fueran diferentes personas, pero algo me sorprendió y fueron quizás las palabras de mi madre que me dieron darme cuenta de algo por primera vez en mi vida, de algo que me asustó por un momento y de algo que nunca antes me había visto, y fue que me dí cuenta de que me estaba haciendo mayor, de que ya no era niño, por supuesto seguía siendo joven, pero darme cuenta de aquel salto en el tiempo, de aquellos rasgos más claros y firmes... Me miré en los ojos e intenté ver donde y como habían pasado los últimos 25 años, recordar, ver el proceso, en que momento me convertí en aquel “yo”… y empecé a pensar en que pronto ya no sería tan joven, de que no podría estar haciendo esto toda mi vida, que debía asentarme y encontrar algún lugar donde hacerme viejo e intentar buscar la forma de ser feliz en ese lugar para morirme feliz y viejo y rodeado de la gente que me quiere y se preocupa por mí… cerré los ojos y volví a la realidad, y regresé a las caras con 6 años, a los músculos, a las planchas y me dí cuanta de que en todo momento me hacía mayor, en que seguiré haciéndome mayor, pero lo que realmente me había hecho darme cuenta de ello eran las palabras de las personas que dejaron de ser niños, que se comprometieron, que se compraron un reloj porque decidieron que era el momento de hacerse mayor y que preocuparse de algo inevitable, de algo imperceptible, de algo a lo que todos y cada uno de nosotros llegaremos con más o menos cosas pero por diferentes caminos y quise decirles que no se preocupen, que estoy bien, que soy feliz así.

2 comentarios:

  1. Desde aquí, desde mi casa, me encanta leerte, porque me sorprenden tus escritos, ver como maduras en cada una de tus letras, me hace gracia, ya que conocí al chiquillo que le robaba las planchas a su hermana. Y me gusta ver como no tratas por todos los medios de buscar la felicidad. Más que nada porque yo también lo hago. Te aseguro que nuestras vidas son la antítesis la una de la otra, y que yo jamás creí que con ventitantos, tendría una familia, mi marido, casa y perro, cosas que te garantizo que no me habría planteado en ningún momento pero también te aseguro que soy total y absolutamente feliz. Probablemente sea cierto en que algún día tengas que hacer un cambio, que no siempre puedas o quieras seguir así, pero ello no quiere decir nada, vive tu vida como tengas que hacerlo en cada momento, y se Feliz como lo estás siendo. Cuando tenga que llegar el cambio ya llegará, o no....

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  2. el tiempo... te has planteado alguna vez que contamos el tiempo como dinero? pidele a alguien unas monedas, te dira que no tiene suelto, pidele tiempo, te dira que lo tiene pillado. PIllado? mas que pillado le tiene preso. Acaso van a morir magnana? seguro que si murieran magnana estarian muy muy contentos de su vida pasada, o si, seguro de ello estoy. Horas de trabajo, tv de plasma, el perro de 1000$, unos hijos que no ven, Una pareja que ya no quieren... Me alegro de que haya gente que no es asi, y la que lo sea, por favor que lo disfrute.
    Yo mientras tanto seguire mi camino "hacia ninguna parte" en busca de la felicidad, en busca de una vida mas libre.

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