"Cuando uno viaja, siente de una manera muy práctica el acto de renacer. Se está frente a situaciones nuevas, el dia pasa más lentamente y la mayoría de las veces no se comprende ni el idioma que hablan las personas. Exactamente como una criatura que acaba de salir del vientre materno. Con esto, se concede muchas más importancia a las cosas que nos rodean, porque de ellas depende nuestra propia supervivencia. Uno pasa a ser más accesible a las personas, porque ellas podrán ayudarnos en situaciones difíciles. Y recibe con gran alegría cualquier pequeño favor de los dioses, como si eso fuese un episodio para ser recordado el resto de la vida.
Al mismo tiempo, como todas estas cosas son para nosotros una novedad, uno ve en ellas solamente lo bello y se siente más feliz por estar vivo..." (Paulo Coelho)

sábado, 15 de enero de 2011

"Dos maletas, una guitarra y mil despedidas"

Todos mis viajes fueron como una fábula enrevesada con final feliz, parece que siempre me acerco al desastre sin llegar a tocarlo, parecido a la mar que con sus olas te avisa que el agua también es salvaje y peligrosa, disfruta dice, pero ándate con ojo.

Ahora estoy en kuala Lumpur todavía un poco afectado por el "jet lag", pero cuando comencé a escribir esto, me encontraba sobrevolando por alguna parte de Europa, habíamos salido hacía unas tres horas del aeropuerto de Stansted-Londres e íbamos de camino a Kuala Lumpur-Malasia. Creo que fueron unas 12 horas de vuelo, eran alrededor de la una menos cuarto y llegamos a eso de las ocho de la tarde, estaba en la parte central del avión sentado en la fila de en medio, a la derecha de una chica Chilena que es mi nueva compañera de viaje y a su izquierda había un chico de Malasia que conoció a su esposa Inglesa cuando ella estaba pasando sus vacaciones en una isla de la costa Malaya, el trabajaba allí y según dijo la puesta de sol hizo el resto… Ahora tiene dos hijas y vive actualmente en Londres. Dice que no le gusta en absoluto y le encantaría volver a su tierra, que según nos contaba echaba de menos y volvía a casa después de algunos años…

La última noche que estuve con mis amigos en la casa “clandestina” de uno de ellos y les dije adiós por no se cuanto tiempo, aunque ahora me parezca que todo eso pasó hace siglos, iba a casa triste, escuchando la música triste que suelo tener en el coche, recordando y mirando a mi alrededor como si fuera la primera vez que veía todo aquello. Empecé a sentir el miedo que me suele molestar antes de mis viajes, pensaba que no quería irme, que por qué hacía todo aquello, por qué no podía quedarme más ahora que me sentía tan a gusto… cuando de repente, como por arte de magia comenzó a sonar una canción que viene persiguiéndome desde India, en un CD que no era mío sonó la canción de “Halehluhya”. Aparqué el coche y me quede sentado y sonriendo, mirando hacia abajo, y todas mis preocupaciones desaparecieron. La primera vez que la escuché, recuerdo, estábamos en un precioso lago en Hampi, al sur de la India, rodeado de montañas de rocas colocadas de manera surrealista, con un grupo de personas de todas las partes del mundo. Pasamos toda la tarde bañándonos, fumando, hablando… Una de las chicas me dijo que era holandesa, de Amsterdam, y yo, le dije lo mucho que me había gustado cuando fui y lo que me gustaría volver a pasar una temporada, pero mi inglés era muy básico y mi holandés nulo. Ella me animó y me dijo lo fácil que era encontrar trabajo sobretodo para los españoles, ya que había muchos turistas hispanohablantes durante todo el año. ¿Sí?, Pues este verano voy para allí. – Le dije. Ella se rió, y yo le aseguré que iría, ¿por qué no? Y esa canción sonó por primera vez: Halehluhya. Entonces aquel lugar, en aquel momento, rodeado de aquella gente, aquella canción me produjo una sonrisa y uno de los momentos más bonitos de mi viaje a India.
Unos meses después fui a Amsterdam y el primer día encontré un trabajo que fue en el cual estuve durante mis 10 meses en la ciudad: el albergue “Flying Pig”. Mi primer día de trabajo, recuerdo, no hablaba con nadie y no entendía nada, y a pesar de que todo era casi perfecto, me sentí un poco reprimido y como viví los primeros meses en el albergue fui a la sala de fumadores a sentarme en la zona de los cojines. Un chico entró con una guitarra, se sentó a unos metros de mi y empezó a tocar… ahí estaba otra vez aquella canción. Yo todavía no hablaba inglés, pero a mi me decía: “No te preocupes, todo va a salir bien…” Y así fue…

El día que desperté sabiendo que en unas horas volaría a Londres, es decir, el miércoles pasado, Goa, como siempre me despertó olisqueándome la cara, la acaricié con pena, bajé a desayunar y sentí ese ambiente melancólico alrededor de la casa. Fui a Bilbao y doné casi toda mi ropa y mis libros. Volví y corriendo hice las últimas cosas que me quedaban pendientes mientras hacía una video-llamada con la princesa de Malta. Comí con mis padres en el restaurante de abajo y me hice un bocadillo con las sobras del “Pisto”. Subí a casa y dejé todo listo. Bajé con las maletas y desperté a mis padres y mi hermana, mis amigos esperaban abajo para llevarme al aeropuerto. Les abracé fuerte y aunque me hubiera gustado decirles lo que les quería, dije: Pues bueno… y lloré, y les seguí abrazando, y besé a Goa en la cabeza que me miraba sabiendo algo que no sabía. Cogí mis maletas y mi guitarra, me puse mi sombrero y cerré la puerta de casa. Me metí en el ascensor y dije: Os quiero…
Mis amigos me esperaron abajo. Metí las maletas en el maletero y los salude como pude. Entre canciones de Paco de Lucía y Camarón, me llamó mi familia de Granada y lloré mas aún, sabía que en unas horas estaría lejos de todo aquello.
Me acompañaron al aeropuerto y me despidieron. No pude facturar mi guitarra, bueno más bien me costaba como 150€… les volví a llamar y volvieron, y quiero pensar que por cosas del destino, dejé la guitarra en manos de alguien que necesitaba una pero nunca se había atrevió a tenerla, me prometió cuidarla y aprender a tocarla, quiero pensar que todo pasó por algo… Llamé ala chica que me la regaló y le pedí perdón por no poder llevármela conmigo, nos despedimos y nos dijimos que nos queríamos.

Después de lo que me pareció unos instantes y ahora me parece que fueron meses monté en el avión y solo después de un tiempo me senté mirando por la ventana y suspirando. Tenía los ojos rojos y el corazón rebosante. Sabía que todo había empezado de nuevo, que me iba, que lo que me parecía algo inalcanzable estaba allí. Estaba en Santander, en unas horas llegaría a Londres, en un día volaría a Malasia y en menos de una semana estaría en Australia. El viaje ya había comenzado.

5 comentarios:

  1. Enorme, tío. Tienes una vida envidiable, y me encanta que nos cuentes tus historias por aquí.

    Nos conocimos en el Flying Pig (tres tíos de Mallorca, imposible que te acuerdes, pero nos intercambiamos unos libros: todavía tengo pendiente leer el de Pablo Tusset) y me acuerdo que mientras me bebía una birra os miraba pensando en lo que me hubiese gustado vivir en aquella ciudad...

    Disfruta mucho por ahí, y no te olvides de escribir por aquí, merece mucho la pena leerte.

    Un abrazo y buen viaje.

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  2. Que increible calvito.

    "Lo que sale del corazon lluega directemente al corazon".

    Me tocaste el corazon, ya lo sabes... y seguro que tocaras mucho mas en tu camino, inspirando los demas.

    Te leo y lagrimas de alegria mojan mi cara...que maravillosa lo que estas viviendo: eligiste de abrirte al mundo.

    Te sigueré desde aqui en tu viaje de la vida. Espero un dia que nos caminos se cruzaran en algun lugar...

    Te quiero

    Calvita

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  3. no puedo decir mas,increible!!!!!te quiero un huevo!!suerte y ya sabes q te estamos esperando
    txus!!!!

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  4. He tenido la suerte de disfrutar algunos de los momentos magicos que mencionas junto a ti, ahora en la distancia los sigo disfrutando a traves de tus palabras que me llegan al alma, las siento como si fueran tus ojos, tu tacto, tu olfato y tus sentidos, emocionada por lo que he leído solo te puedo decir una cosa... Haleluya!Haleluya! Haleluya...

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  5. aunq tengamos pensamientos o
    mejor dicho, intereses totalmente
    opuestos envidio tu forma de vivir,
    y quieri que sepas que aunque nunca
    te lo digo, eres increíble, y ahora más que
    nunca te echaré de menos!1beso enorme,
    y sigue dejando huella allá por donde pases...
    te quiero endi!

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